Cuando empezaron las primeras protestas en Guapinol, Juana Ramona Zúñiga estaba en una reunión del Patronato de su comunidad. Entonces recibió una llamada: querían que se sumara a una toma de calle. “Luchar es contagioso: el ir conviviendo con gente luchadora se me pegó a mi también y esta cercanía lo compromete a uno aún mas“, explica Juana Zúñiga, Secretaria del Patronato de la comunidad de Guapinol e integrante activa del Comité Municipal para la Defensa de los Bienes Comunes y Públicos (CMDBCP) de Tocoa, municipio ubicado en el departamento de Colón, en el norte de Honduras.
De esta forma, a partir de marzo 2018, Juana se involucró directamente en la defensa de los ríos Guapinol y San Pedro ante su contaminación. Una participación que pasaba también por señalar las consecuencias negativas de las actividades mineras en el Parque Nacional Montaña Botaderos de la empresa minera EMCO MINING COMPANY, socia de Inversiones Los Pinares propiedad de Lenir Pérez y su esposa Ana Facussé, hija del ya fallecido empresario hondureño Miguel Facussé. Como consecuencia de esta resistencia pacífica, Juana ha sido una de las decenas de personas que han tenido que enfrentarse a procesos de amenazas, campañas de desprestigio y hostigamiento por parte de las fuerzas militares y policiales, hasta llegar incluso a la criminalización de 32 compañeras y compañeros. De estas personas, 13 fueron sobreseídas y ocho permanecen en prisión preventiva desde hace más de dos años.
Un desarrollo sin conciencia
“Dicen que las comunidades están en contra del desarrollo, pero no es así. Nosotros queremos un desarrollo que respete los derechos humanos y que no dañe el rio y el medio ambiente. Lo que nos han vendido es un desarrollo sin consciencia que solo trae desunión familiar, hostigamiento y criminalización”. Juana Zúñiga sabe perfectamente lo que significa esta criminalización: su marido es José Abelino Cedillo, uno de los 8 defensores que llevan en prisión preventiva más de 26 meses pese a que desde el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas han recomendado su liberación inmediata. Al contrario de ser liberados, el pasado 28 de octubre, el Tribunal de Sentencia de Trujillo rechazó la Revisión de medida de prisión preventiva para los 8 compañeros, decidiendo así prolongar la detención en la cárcel.
“Nos quieren callados. El estado de Honduras está diciéndole al pueblo que, si sigue alzando la voz, esto es lo que le espera. Pero si mi marido y los demás compañeros presos siguen fuertes y con ganas de luchar, ¿porque no debería hacerlo yo misma?”. Esto y el gran amor para su rio Guapinol es lo que la motiva a seguir adelante. “El río guarda algunos de los recuerdos más bellos de mí vida. Es donde comí por primera vez camarones y chimbolas (tipo de pescado) y donde íbamos a pasar los domingos en familia. El río es vida y ¡sin agua no somos nada! Sigo luchando para que algún día mis hijas puedan disfrutar de la belleza del río”. Una belleza que ahora parece haberse perdido. De hecho, Juana explica que incluso preparar el biberón de un bebé es problemático por la contaminación de las fuentes de agua. “La gente que no puede comprar botellones de agua, hace uso del líquido contaminado”, lo que ha provocado afectaciones en la salud, especialmente en la piel, el estómago y los intestinos.
La comunidad de Guapinol también ha sufrido una fuerte militarización desde que empezó la resistencia pacífica. Esto incluye grupos que vigilan los hogares de las personas defensoras y campañas de odio en las redes sociales dirigidas a estigmatizar los compañeros detenidos arbitrariamente, sus familias y todas las personas que apoyan la causa del Guapinol. “Vivimos con miedo, vivimos aterrorizados”, afirma la lideresa al relatar que ningún ente del estado se preocupa por la protección de quienes defienden los bienes comunes.
Una situación que se vuelve especialmente complicada para una mujer: “Nunca pensé que me iba a involucrar tanto. Honduras es un país patriarcal, racista y machista donde se cree que la mujer solo sirva para lavar ropa y cuidar del hogar. La resistencia me ha enseñado mucho, sobretodo a valorarme y respetarme a mí misma. Tuve la oportunidad de recibir mucha capacitación y ahora me siento empoderada. Al principio me daban pavor las cámaras y hacer entrevistas, ahora no es así y valoro la importancia de compartir mi historia”.
El valor de las experiencias
Durante el mes de noviembre, Juana participó en el Big Webinar “COP26 y defensorxs de la tierra”, organizado por Peace Brigades International donde las personas del medio ambiente hablaron, en el marco de la cumbre climática COP26, de la importancia de su trabajo de defensoría y de las afectaciones que sufren por el cambio climático. Juana pudo hablar del caso Guapinol y escuchar también las experiencias de otros defensores del medio ambiente de Kenia, Nicaragua, México, Guatemala y Colombia. “Por ser un contexto muy parecido a Honduras, me impactó mucho la experiencia de Sandra Calel, compañera de Guatemala, porque su comunidad lleva más de 50 años luchando. También comparto el fuerte posicionamiento sobre el agua de la defensora Valeria Villa Lobo de México. Es admirable y reconfortante saber que hay otras personas en el mundo luchando por el medio ambiente. Uno se siente menos solo”.
Juana agradece el acompañamiento que PBI ha estado dando al caso Guapinol. “Donde hemos estado, siempre estaba también PBI. Agradecemos esta solidaridad porque nunca nos han dejado de dar la mano. Así que ¡gracias!”.